Anteriormente, y en forma popular, se pensaba que tenía un energizante similar pero no igual, al que se llamaba "mateína".
Además se le suma un efecto, que es compensado por el alto consumo de agua que se realiza cuando se "matea", resultando así una infusión digestiva, depuradora y ―al poseer
antioxidantes― preservadora del organismo. Como las otras infusiones mencionadas, el mate tiene cierta acidez, razón por la que muchas veces se le añaden ―en escasas proporciones― otras hierbas (digestivas, reguladoras de la función hepática, sedantes, etc.) que logran neutralizar la acidez
[cita requerida] como también compensar el ligero efecto estimulante de la cafeína.
[cita requerida]
Tradicionalmente, se bebe caliente mediante un sorbete denominado
bombilla colocado en un pequeño recipiente, que es denominado ―según la zona― «mate», «cuia», «porongo» o «guampa», que contiene la infusión.
Mate amargo cebado con montañita de yerba seca y agua caliente a aproximadamente 80
°C.
Mate sin montañita de yerba seca recién
cebado
Por lo común se distingue al recipiente llamado
porongo del llamado «mate» por ser el primero de mayores dimensiones y de boca ancha. Aunque se obtienen normalmente del
porongo (Lagenaria siceraria), una
cucurbitácea cuyo fruto tiene una corteza fuerte y leñosa apta para ser usada como recipiente, desde tiempos coloniales se han realizado mates de plata, cuerno vacuno (
guampa),
porcelana,
vidrio o
madera (en general
quebracho o
palo santo) o pezuña de toro labrada .
Nombre científico
Etimología
Al llegar los europeos a Sudamérica, notaron que algunas etnias practicaban el ritual de juntarse a beber una infusión que los
avállamaban
kaay, siendo
ka’á: ‘hierba’, e y
: ‘agua’.
La expresión «mate», nace del vocablo
quechua matí, que significa
calabaza (el recipiente para beber mate suele ser hecho de calabaza). El mismo se tomaba a través de una cañita denominada «tacuarí», en cuyo extremo se colocaba una semilla ahuecada que hacía las veces de filtro.
También se lo ha llamado «té del Paraguay» u «oro verde» por el alto valor que tuvo sobre todo en tiempos coloniales.
Por extensión, los conquistadores denominaron de esta manera a la infusión elaborada a partir de la (
yerba (Ílex paraguariensis).
Mapuches tomando mate en la pampa. c. 1880
Los europeos que veían a los nativos tomarlo, llamaban al mate «hierba del demonio» por desconocer la práctica y efectos. Sostenían además que era una bebida de haraganes, ya que los nativos dedicaban varias horas del día a ésta práctica.
Algunos cronistas españoles relatan en sus diarios que los indios llevaban, junto a las armas, unas pequeñas bolsas de cuero (guayacas) en las que guardaban hojas de yerba mate triturada y tostada que masticaban o colocaban en una calabaza con agua y sorbían, usando sus dientes como filtro o por medio de un canuto de caña. Según ellos, lejos de aflojarlos, estas hojas les daban mayor resistencia para las largas marchas o para realizar las labores diarias.
El mate se originó como un rito de los avá en el territorio que hoy ocupa parte de Paraguay, el nordeste argentino y el sur de Brasil. Ellos sepultaban los restos de sus seres queridos y en ese mismo lugar plantaban yerba mate, y luego de que la planta crecía, la cosechaban, preparaban la infusión y la tomaban «en rueda» con sus familias. Realizaban estos ritos porque creían que de esa manera el espíritu de sus seres allí enterrados crecería en la planta de yerba mate y pasaría a través del mate a su cuerpo para permanecer junto a ellos. También junto a la hierba, solían plantar diferentes vegetales ya que creían que esto favorecería el crecimiento de la planta.
En la
ciudad de Santa Fe fueron excavados utensilios utilizados para la infusión en el sitio arqueológico de Santa Fe La Vieja. Mucho antes de que se usaran los utensilios que hoy conocemos, los indígenas bebían la infusión en forma de té, agregándole agua (caliente o fría) a la yerba mate. Como recipiente se utilizaba un "
bernegal", hecho de una calabaza grande (
Cucurbita moschata) cortada por el medio. Al consumir la infusión se usaba una pequeña vara de caña para succionar mientras que usaban sus dientes delanteros para filtrar el líquido. Los españoles luego, introdujeron el uso de una suerte de cuchara de metal hueca con agujeros en un extremo llamada "apartador" con el cual se detiene la yerba molida mientras se sorbe el té. Con el paso del tiempo, el bernegal de calabaza, sería reemplazado por vasijas de arcilla cocida con la misma forma de la media calabaza.
En las excavaciones llevadas a cabo en el sitio arqueológico de Cayastá, se encontraron restos del bernegal de arcilla con decorados, tal como los elaborados en la Santa Fe colonial. Estos utensilios pueden ser considerados los más antiguos antecesores conocidos de los «mates» que hoy utilizamos para la infusión de Ilex paraguariensis. Posteriormente entre ciertas clases sociales dentro del ambiente urbano, se introduce el uso del mate o calabaza pequeña (Lagenaria siceraria) utilizada junto a la bombilla, consistente en un "un cañito de madera o alguna caña" según nos revela Dobrizoffer.
Los españoles observaron que a los guaraníes, el mate los fortificaba para el trabajo y en caso de necesidad les servía de alimento. Hacia 1714, su uso se había extendido a Bolivia y Chile. Los británicos de Chile (que se ocupaban de la trata de esclavos traídos de África) vieron que también beneficiaba a los negros, lo probaron y lo llevaron a Londres, donde fue muy bien recibido. Incluso se pensó en reemplazar el tradicional uso del té por esta bebida, ya que era más provechosa e incluso más barata; pero como las misiones jesuíticas del Paraguay eran su único productor, y el comercio del té les reportaba tan buenas ganancias, se desechó la idea.
Sigue siendo una infusión de gran popularidad en casi todos los países mencionados, sobre todo en Paraguay, Argentina, Uruguay y Bolivia, teniendo la particularidad de que es bebido diariamente por gran parte de la población. En estos países el mate forma parte de la actividad cotidiana en muchos hogares y, en algunos casos, en oficinas, donde es muy común ver a profesionales trabajando frente a sus computadoras con un termo y «mate» acompañando su actividad. Es por sus características beneficiosas y por su bajo costo la bebida por antonomasia del estudiante universitario en estos países. El mate posee una vajilla especial: el recipiente principal (llamado «mate» o «porongo»), la «bombilla» (una especie de pajita de metal, madera etc. con filtro), y la «pava» o ―añadido desde el siglo XX― el termo. A este conjunto se suma frecuentemente un ensamble portátil (casi siempre constituido principalmente con metal) que reúne dos recipientes: la yerbera (es decir el recipiente en donde se deposita la yerba para cebar el mate) y la azucarera para el mate dulce.
Incluso la «pava» (o
tetera), usada en Argentina, con la cual se calienta y vierte el agua para el mate suele ser especial. Es muy semejante a una tetera común, aunque su pico tiene una muesca que facilita el vertido de un chorro fino del agua caliente dentro de los recipientes. Incluso existen bandejas especiales con molduras para acomodar la vajilla precitada y el plato en el cual se suelen colocar
galletitas,
tortitas fritas o «
facturas» con las que tradicionalmente se acompaña el mate.
A inicios del
siglo XIX, el mate tenía una gran difusión entre españoles y
criollos. En todas las casas, pobres o acomodadas, se utilizaba como bebida refrescante, se desayunaba con mate todas las mañanas y se merendaba con mate todas las tardes, acompañado con pan, tostadas o bollitos dulces. Para los menos favorecidos podía llegar a representar la cena, pero para la gente acomodada era una buena excusa para recibir invitados y agasajarlos mientras una
chinita se los cebaba. Los mates podían ser de
oro,
plata,
peltre,
vidrio,
madera,
calabaza o barro con diferentes formas y repujados artísticos.
El consumo del mate está extendido por todo el país y su ingesta es cotidiana, además, de todos los
estratos sociales. Un estudio del Instituto de la Yerba Mate muestra que la infusión tiene una presencia del 98 % en las casas del país.
Según datos publicados a principios del 2017, y conforme a una medición realizada por la consultora de mercado TriaPanel, se sabe que el 44 % de la gente declaró que prefiere el mate endulzado, el 42 % indicó que prefiere el amargo y para el 14 % el asunto es indistinto.
Se consume alrededor de 6,4 kilos de yerba mate por habitante en la Argentina, lo que redunda en un centenar de litros de la bebida más popular del país, según datos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) de 2016.
El Instituto Nacional de la Yerba Mate encargó el estudio a la firma GEA Research For Strategy, el cual comprendió a 5000 hogares de las capitales del país, consultados por vía telefónica. La encuesta estuvo dirigida a conocer cuánto, quiénes y cómo se consume la tradicional infusión criolla.
Según la investigación, el 92 % de los consultados eligen beberlo con bombilla, el 54 % como mate cocido y el 14 % como tereré, es decir, cebado con agua o jugo con hielo y
yuyos. El con bombilla está más extendido entre los mayores de 21 años. Los consumidores de tereré (mate frío) se concentran, principalmente en la región noreste del país, donde se registra un 70 % de quienes eligen refrescarse con esta versión del mate.
Otro dato obtenido por el relevamiento indica que la mayoría de los que viven en el
Noreste eligen el mate al natural, o amargo. Por otro lado, 8 de cada 10 entrevistados afirman que la yerba mate es un diurético y estimulante físico y mental.
En 2013 se estimó que el consumo del mate en los argentinos anualmente es de 240 000 toneladas de yerba mate, unos 100 litros per cápita.
Las provincias de Corrientes y Misiones son las principales productoras de "yerba mate" (en guaraní: "ka'á"), proveen a todo el país e incluso a Estados-Nación vecinos. En gran parte de esta región el mate se ceba con montañita de yerba seca, y lo toma amargo la mayoría de la gente. Se suele cebar en recipientes grandes y de boca ancha llamados porongos. Además, es común en toda la región del Litoral argentino ver a la gente caminando por la calle a tomando mate con el termo bajo el brazo y el mate en la mano, rasgo cultural compartido con el sur de Brasil, Uruguay y Paraguay. A su vez, el Noreste Argentino es el área central del consumo de tereré, infusión que consta de: yerba mate, agua con mucho hielo y yuyos o "remedios" tales commo: cola de caballo, cocú, burrito, menta'í o peperina, cedrón, menta, etc. También es común tomarlo con jugos de cítricos o incluso con caña quemada en vez de con agua.
No es solo uno de los principales productos cosechados y exportados por la
Argentina, es también uno de los más consumidos en el interior del país y una marca de distinción de la cultura argentina. Aun así, existen tanto marcas regionales que dominan mercados locales en distintas regiones del país, como otras especializadas en producción «premium» a menos escala. A pesar de la resistencia de los más conservadores en mezclar el la yerba con otros ingredientes, firmas como Cachamai o CBSé se especializan en la producción de mates saborizados (
naranja,
limón,
pomelo e incluso
café), endulzados, dietéticos, digestivos o mezclados con otras hierbas, como
manzanilla,
boldo,
menta peperina,
tilo, o -para neutralizar la acidez-
congorosa y equilibrar el
pH etc.
Para el año 2012, un artículo periodístico estimaba que el 80 % del mercado de yerba mate en la Argentina estaba acaparado por diez firmas productoras, un grupo encabezado por Establecimiento Las Marías (Taragüí, Unión, etc.) y
Molinos Río de la Plata (Nobleza Gaucha, Cruz de Malta, etc.) y compuesto además por varias
cooperativas. Por otra parte, nueve de ellas estaban instaladas en la región nordeste del país, en las provincias de Corrientes y Misiones, a excepción de Molinos Río de la Plata.
El 30 de noviembre fue instituido como el Día Nacional del Mate, en conmemoración del nacimiento del comandante guaraní Andresito Guazurarí (1778-1821).
Bolivia
En
Bolivia se consume habitualmente en la zona del
Gran Chaco boliviano que incluye a los departamentos de
Tarija,
Santa Cruz y
Chuquisaca, territorios con fuerte presencia guaraní, y también es consumido en otras regiones como en
Potosí , por su situación geográfica e intercambio con el vecino país de la
Argentina desde la Colonia (Hubo gran intercambio entre Tucumán y el sur de Bolivia desde los primeros asentamientos españoles), y otras regiones aunque en menor medida, aunque es posible enontrar la yerba mate en los mercados de todas las ciudades hoy en día. De hecho el actual Poro en el que se bebe la bebida en el cono sur, le debe su nombre a la palabra quéchua "puru".
Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela en su libro
Historia de la Villa Imperial de Potosí en el siglo
XVIII, nos cuenta los beneficios de la Yerba Mate al consumir los indígenas que explotaban el Cerro Rico de Potosí, y como en las casas de los potentados mineros se lo hacía en (mate) vajillas de Plata y Oro incrustados con detalles de piedras preciosas. Es usual encontrar consumo de yerba mate en la región occidental del
Altiplano, en donde el producto se puede adquirir en los mercados y supermercados.
Además es ampliamente consumido el mate de coca no solo en el occidente del país, también se consumen mate de otras yerbas como el cedrón, hierba buena, toronjil, manzanilla, anís, etc. Así como el consumo del
Tereré en el Oriente del País como son los departamentos del llano en la región de la Amazonía
Santa Cruz,
Beni,
Pando por tener una vegetación y clima similares a la geografía paraguaya y brasileña.
Chile
En Chile, el navegante inglés
John Byron escribió en el
siglo XVIII sobre las prácticas del mate en Chile:
"Hay la costumbre de tomar dos veces al día el té del Paraguay, que, como ya he dicho, llaman mate: lo traen en una gran salvilla de plata, de la cual se levantan cuatro pies destinados a recibir una tacita hecha de un calabazo guarnecido de plata. Comienzan por echar la yerba en el calabazo, le agregan la azúcar que quieren y un poco de jugo de naranja; en seguida, le echan agua caliente, y lo beben por medio de una bombilla, que consiste en un largo tubo de plata, a cuyo extremo hay un colador redondo, que impide que se pase la yerba. Y se tiene por una muestra de cortesía que la señora chupe primero unas dos o tres veces la bombilla y que en seguida se la sirva sin limpiarla al convidado"
John Byron
En el
siglo XIX el marino británico Basil Hall describió que:
"es costumbre aceptar siempre estas invitaciones, a las que no es posible sustraerse sin faltar a las conveniencias, y la sociedad, por muy numerosa que sea, se sirve en común de la misma bombilla y así pasa de mano en mano. Un caballero conocido mío, era muy aficionado a esta bebida y había comprado una bombilla para su uso personal; las personas a quienes visitaba se ofendieron de la repugnancia que demostraba, y se vio obligado a renunciar a ella y a seguir la costumbre del país"
Basil Hall
En Chile, desde el siglo XX el consumo del té y el café han dejado a nivel urbano en segundo o tercer plano la costumbre de beber mate, presentándose gran parte de su consumo en la zona sur y en las zonas rurales. Sin embargo, su consumo en la última década ha aumentado en la zona centro, sobre todo de la mano de la juventud universitaria y de oficinistas.
Paraguay
Durante el
Virreinato del Rio de la Plata esta bebida se tomaba de una manera similar a como se hace hoy en día, y ya era bastante popular. Esta costumbre procede de los indios guaraníes, quienes lo consumían de manera similar pero sin la vajilla con la que hoy se cuenta, sino utilizando un poro o vasija de barro sin bombilla, y colando el agua tibia entre los dientes; aunque otra versión señala que más bien lo tomaban como un té, en forma parecida al mate cocido actual.
El
tereré, de origen guaraní (consistente en una mezcla de agua fría y yerba mate y otras hierbas refrescantes machacada) es popular en el país y un gran porcentaje de la población lo consume tanto como el «mate cocido».
También se acostumbra en Paraguay, principalmente en invierno, tomar el «mate dulce» (o mate de coco), el cual se prepara con leche caliente endulzada (o con azúcar derretida), agua y coco rallado en vez de yerba mate.
Uruguay
Los uruguayos consumieron en 2014 6.8 kg de yerba por persona al año son mucho más que 400 millones de litros de mate (a razón de 20 litros por cada kg) en un mercado que importa 32 millones de kilos al año y factura cerca de US$ 90 millones.
[cita requerida]
Brasil
Es muy consumido en el
Sur de Brasil, donde forma parte de las tradiciones
gaúchas. También se toma en el sureste de y el centro oeste.
El término chimarrão se utiliza en Brasil, aunque es un término derivado del vocablo castellano ‘cimarrón’, que alude al ganado domesticado que ha vuelto al estado de fauna silvestre.
En el
Sur de Brasil, el "compañero" sirve habitualmente como "bebida de la comunidad", aunque algunos fans lo toman todo el día, incluso estando solos. El frecuente consumo, sobre todo cuando la familia se reúne, se convierte prácticamente en agasajo para las visitas o invitados cuando llegan: es un símbolo de la
hospitalidad del sur a los que llegan como invitados a una casa en esta región, pues invariablamente se les da la bienvenida con una calabaza de mate.
Siria
La introducción del mate en
Siria se habría iniciado con la gran inmigración de ese país hacia
Argentina que se registró entre los años 1850 y 1860, según relató, en 2010, el gerente de la Cámara de Comercio Argentino Árabe, Pablo Fodaro. A mediados del siglo XX, en uno de los tantos altibajos de la economía argentina, retornaron a Siria muchos de los hijos y nietos de aquellos e introdujeron la costumbre de tomar mate.
En 2009, por ejemplo, Siria compró toda su yerba y fue el mayor importador en valor y volumen de la misma, con 71.2 % y 67 % respectivamente, del total exportado por Argentina.
Cuando la minoría alauita tomó el poder en 1970 adquirió los hábitos de los ricos, entre ellos el de tomar mate. En 2013, se volvió una bebida esencial durante el descanso de los combatientes del llamado Ejército Libre Sirio, gracias a que al capturar posiciones, además de armas y equipamiento, capturaron provisiones de yerba mate de las fuerzas regulares.
Propiedades
El mate es un depurativo ―debido a su carácter diurético―[cita requerida] y un tónico.[cita requerida] Su capacidad diurética explica una paradoja de la dieta gaucha hasta inicios del siglo XX: hasta entonces los habitantes de las zonas rurales del Cono Sur solían tener una dieta hiperproteínica sin aparente contrabalanceo, lo cual hubiera provocado ―en el más benigno de los casos― una elevadísima concentración de urea, que se reflejaría rápidamente en afecciones imposibilitantes como la gota. Sin embargo, la diuresis que se lograba por la elevada ingesta de mate contrapesaba los excesos de una dieta hiperproteica.[cita requerida] El mate, por otra parte, posee excelentes antioxidantes. Según las conclusiones de un estudio llevado a cabo en Estados Unidos, el consumo de mate puede reducir el colesterolLDL o colesterol «malo», a la vez que promueve el aumento de colesterol HDL o colesterol «bueno». La investigación afirma que tiene propiedades que inducen la actividad de importantes enzimas antioxidantes en el organismo; una de las más importantes es la paraoxonasa-1, que ayuda a retirar el colesterol malo y tiene efectos cardioprotectores; del mismo modo el mate ayuda a limpiar los intestinos al favorecer la motilidad de los mismos. También aporta el mate (especialmente si es bebido mediante el «cebado» con bombilla) elevados niveles de xantinas y hasta doce beneficiosos polifenoles entre los cuales se destacan el ácido clorogénico y la quercitina. Sus condiciones antioxidantes son similares a las del té verde, aunque el mate es más nutritivo ya que aporta vitaminas B1, B2 B3, B5, C y E, así como hierro, magnesio, potasio y más de diez aminoácidos.
Otra característica (actualmente casi anecdótica) fue bastante fortuita: los combatientes criollos o
gauchos durante la
Guerra de la Independencia obtenían la mayor parte de su agua a través de la ingesta de infusiones y decoctos de mate, de este modo el agua era purificada de gran parte de las bacterias y posibles parásitos; los europeos (españoles y mercenarios) que solían considerar al mate como algo «bárbaro» o «primitivo» bebían las aguas sin el necesario caldeado, por lo cual contraían parasitosis con frecuencia.
Por lo anterior se observa que el mate es una bebida beneficiosa solo contraindicada en casos de personalidades muy ansiosas, padecientes de insomnio o de algunas disfunciones renales graves.
[cita requerida]
No es adictivo, y no se han registrado casos de insomnio debidos a este; lo cual se debe a que el mate se bebe bien diluido en agua y ―generalmente― entre varias personas, y que además de todo esto, el mate contiene mucha menos cafeína que el té, el café, el guaraná o el cacao. También podría influir que este es consumido preferentemente en la franja horaria que va desde la mañana temprano hasta la tarde (hasta las 21:00, aproximadamente). Por otra parte la diuresis que provoca el mate elimina rápidamente los catabolitos de alcaloides de la cafeína al mismo tiempo que depura al organismo de toxinas.
Asociación con enfermedades
Un estudio previo de Uruguay informó de un aumento del riesgo de cáncer de vejiga asociados al beber de la yerba mate de manera excesiva, cosa bastante frecuente en muchos uruguayos. También se sugiere que el consumo de mate pueda llegar a ser un factor de riesgo para el cáncer de esófago, «si se bebe a punto de
ebullición (100
°C o a una temperatura muy caliente, tal problema ocurre con todos los alimentos si son consumidos muy calientes), debido a la alta temperatura del agua» con que suele ser bebido lo cual —con el paso del tiempo— puede llegar a dañar la mucosa esofágica.
Aunque es obvio que si se comen o beben alimentos a elevada temperatura de un modo crónico, las elevadas temperaturas de ingesta pueden provocar enfermedades de todo tipo; como por ejemplo cánceres de esófago, estómago, lengua, labios y de todo el tracto digestivo superior. Así ha sido frecuente en la
cultura japonesa en la cual los varones bebían por prestigio el
té verde sin ser lo suficientemente enfriado o entibiado unos minutos antes que lo bebieran las mujeres y éste verdadero ritual provocaba
epidemiológicamente una muy elevada incidencia de cáncer de estómago o de esófago entre los varones japoneses que bebían la infusión del té a temperaturas nocivamente elevadas. No obstante, pueblos tan "materos" como el argentino, paraguayo y uruguayo están libres de estadísticas que en verdad sugieran una presencia destacada de enfermedades causadas por beber mate.
Párrafo aparte en cuanto a la posible toxicidad merece el tratamiento masívamente industrial de las hojas de mate; tradicionalmente las mismas son "cancheadas" es decir secadas al sol sin ningún añadido químico artificial, pero las industrias comerciales en muchas ocasiones aceleran artificialmente la desecación de las hojas de un modo nocivo:
Un grupo de investigadores del
National Cancer Institute (de Estados Unidos) y de la Universidad Federal de Santa María (de Brasil), hallaron que las hojas secas procesadas y las infusiones de mate realizadas con ocho marcas comerciales diferentes contenían muy altos niveles (de 8.03 a 53.3 ng/g de hojas secas) del carcinógeno
hidrocarburo aromático policíclico (HAP o PAH) (por ejemplo
benzopireno). Estos compuestos potencialmente carcinógenos se originan por el proceso
comercial de secado de las hojas de yerba mate, el cual involucra el uso de humo del quemado de madera, análogamente al caso de los hidrocarburos aromáticos policíclicos encontrados en la carne ahumada. El estudio concluye que en el mate se encontró una «muy alta concentración de hidrocarburos aromáticos policíclicos carcinógenos en las hojas de yerba mate y en las infusiones frías y calientes». en todo caso -como ocurre con casi todo en la vida- deben evitarse los excesos: el mate es una infusión cuyo consumo es muy benéfico que solo presenta riesgos si se bebe de un modo excesivo o con frecuencia a temperaturas mayores a los 65
°C.
Preparación
Paquetes de yerba mate, en papel plastificado. Diversas marcas, argentinas y paraguayas.
Para preparar un mate cebado se coloca la yerba en un recipiente llamado mate o calabaza, hasta las tres cuartas partes del mismo. Luego se tapa con la mano, se coloca boca abajo y se lo agita (esto hace que las partículas más finas queden en la parte superior, y no obstruyan la bombilla). Se lo coloca nuevamente boca arriba y se le agrega un poco de agua tibia o fría cerca del borde. El agua debe estar a una temperatura cercana a 80
°C (antes del punto de ebullición). Se deja reposar algunos segundos (hasta que se absorba el agua) y se termina de llenar con agua caliente, hasta aproximadamente 7 u 8 mm del borde, cuidando de que no se moje la yerba de la superficie. Luego de uno o dos minutos se ensilla, es decir, se coloca la bombilla tapándole la boca con el dedo pulgar y presionando firmemente hasta el fondo. Siempre tiene que quedar más yerba sobre el lado opuesto de la bombilla. Se debe tener cuidado de no moverla demasiado, porque podría taparse. A lo sumo se la inclina en sentido contrario de donde quedó la yerba seca, es decir, para el lado del que va a tomar el mate.
Es importante destacar la temperatura que debe tener el agua a la hora de cebar el mate. En varias provincias de Argentina la temperatua del agua debe ser entre 70 y 90 ℃, es decir antes de que rompa el hervor. En las provincias del
Noreste argentino, en el estado de
Mato Grosso del Sur en Brasil, así como en Paraguay, al mate frío se lo llama «
tereré» ya que se ceba con agua fría o jugo natural de naranjas por ejemplo.
El tomar mate, se ha convertido en un hábito social que se realiza muchas veces en conjunto. Es decir que varias personas comparten el mismo mate, llenándolo completamente para cada bebedor, donde uno de ellos oficia de «cebador». Este cebador es el encargado de llenar el mate y, a modo de ronda, pasarlo al siguiente bebedor.
También es un hábito muy común endulzarlo. Esto puede hacerse de dos maneras: una de ellas es mezclar el endulzante con el agua, con lo cual se logra un sabor homogéneo; y la otra es agregar el endulzante entre cebada y cebada.
Recipiente
Tipos de Lagenaria según su forma
Tipos corte que se le da a los frutos de las Lagenarias según su forma
De un mismo fruto grande de Lagenaria (purungu) se puede sacar un 'mate porongo', y otro del tipo ‘falso poro’
Un mate del tipo ‘poro’ o ‘mate pera’
Un mate del tipo ‘falso poro’, porque en realidad es lo que queda de un “purungu” al cortarse para hacer un “mate porongo”
.
Frutos de la Lagenaria llamados “galleta” (por parecerse al tipo de pan homónimo común en el cono sur sudamericano) o “mate galleta”
Un ‘mate galleta’ (galleta ancha)
Un mate del tipo ‘pico de porongo’
Un mate hecho de guampa o asta de toro
Un mate hecho de madera nativa, quebracho colorado
Un mate hecho de madera nativa, palo santo
Historia
La infusión de la yerba mate tomada con bombilla se conoce como "mate". Los guaraníes, quienes fueron los primeros en incluir esta infusión en su gastronomía llamaban a la infusión "ka'aý", significando: ka'á= yerba mate e "y"= agua. Así es que "ka'aý" significaría "agua con yerba mate". A su vez, el recipiente usado para tomar mate era llamado en guaraní "ka'ayguá"; "guá" = recipiente; entonces una traducción literal de "ka'ayguá" sería "recipiente (para tomar) agua de yerba mate".
El motivo por el cual se le dice "mate" a esta infusión hay que buscarlo en una influencia lingüística antigua, similar a las que existen hoy en día. Así es como, revisando en la Historia, hallamos que el Imperio Inca era justamente eso, un IMPERIO, e influía en todos los otros pueblos de la región tanto cultural como lingüísticamente, entre los pueblos influenciados por los incas estaban los guaraníes. La lengua oficial del Imperio Inca era el quichua o quechua, y en la variedad sureña del quichua el vocablo "mati" es como se ha llamado llamado desde aquella época al fruto de la planta Lagenaria, nativa de Sudamérica.
La Lagenaria Vulgaris y la Lagenaria Siceraria son tal vez las más conocida de las lagenarias de Sudamérica. Los frutos de las lagenarias se han usado como: alimento, elemento para transportar agua o legumbres y para tomar mate con bombilla, aún desde tiempo precoloniales.
Las plantas en cuestión, las lagenarias, según la subvariedad da distintos frutos que difieren en tamaño y forma. Hay frutos grandes y otros chicos, hay frutos que tienen una estrangulación y otros que presentan una forma más redondeada. Los pueblos pertenecientes al Imperio Inca, entre ellos los pueblos que habitaban lo que actualmente es el Noroeste argentino, distinguían varios tipos de mati o mate. A los mati pequeños y de forma redondeada o forma que se parece a una pera le decían "puru". A los mati más grandes, que presentan una estrangulación natural y a un lado una sección de forma más bien redonda y al otro lado otra sección más grande y de forma más bien ovalada le decían "purungu". Esos términos ("mati", "puru" y "purungu") penetraron en la sociedad guaraní, en la de las Misiones Jesuíticas-Guaraníes, y en general en toda la sociedad colonial de gran parte del cono sur sudamericano.
Distintos tipos de mate y sus respectivos nombres (según su forma y el corte que se le da)
De esta forma es como hoy en día han llegado a nosotros las distintas formas de llamar a los frutos de la Lagenaria Siceraria. Dichos frutos se utilizan hoy en día principalmente para tomar la infusión de Ilex Paraguariensis, más conocida con su nombre vernáculo "yerba mate". Por tanto, los términos "mate", "poro" y porongo" son palabras del quichua que han llegado a nuestros días. Cada región del cono sur tiene su forma de emplear estas palabras a la hora de referirse a los distintos mates (recipientes para tomar mate) hechos de Lagenaria. Sin embargo, hay nombres que técnicamente son correctos y otros que no lo son. A continuación se detallan los nombres técnicamente correctos para denominar a cada recipiente de mate, frutos de las lagenarias, según la forma que tiene el fruto llamado "mate" y según el corte que se le hace.
-PORO: palabra que proviene del quichua "puru". Se usa para referirse a un mate de pequeño a mediano, que tiene forma parecida al de una pera aunque algo más redonda. También se le llama "mate pera" por su forma comparada al de una pera (fruta). Están los "falsos poros" que son en realidad lo que queda al hacer el corte para hacer un mate del tipo porongo, a veces cortado un poco más arriba de lo normal.
-PORONGO: palabra que deriva del quichua "purungu". Los guaraníes en su propio idioma llamaban "yeruá" ("jeru'a", en grafía guaraní) a lo que en quichua se llamaba "purungu". Esta palabra de raíz quechua se utiliza para denominar a un mate más grande que el de tipo "poro". Tiene una base más angosta que la boca, que es ancha siempre, y justo antes de la boca tiene una estrangulación natural. También a veces se le llama "mate de camionero" (por el hecho de que los camioneros suelen usarlo para sus largos viajes porque al caberle más cantidad de yerba la cebada del mate dura más), "mate bocón" o "mate de boca ancha".
"Mate" es la palabra que deriva del quichua "mati". Se utiliza para denominar a todos los frutos de las plantas del tipo Lagenaria, sin importar su tamaño o forma. Incluye a los poros, porongos, galleta, etc. Por extensión y con el paso del tiempo, esta palabra también se ha usado para llamar a la infusión de yerba mate que se toma con bombilla en un recipiente de mate, propiamente dicho, o en cualquier recipiente hecho de algún otro material como madera nativa o vidrio.
En la actualidad y según la región de América del Sur, las palabras "mate", "porongo" y "poro" se usan de distintas formas y para referirse a distintos objetos. En el cono sur todas estas palabras se asocian a la infusión de yerba mate, el mate. Aunque algunos se animan a llamar al mate propiamente dicho (al fruto) "mate de calabaza" o "calabaza" el nombre original, más apropiado y técnicamente correcto del mate (el recipiente) es "mate" o "mati".
Otros tipos de mates tradicionales
Por extensión, en la actualidad la palabra "mate" se aplica a cualquier recipiente que ha sido hecho para tomar mate con bombilla, no importando si está cebado en uno del tipo poro, en uno del tipo porongo, en un pico de porongo, en uno del tipo galleta (esos mates cuya forma parecen una 'galleta de campo', un tipo de pan algo achatada, y normalmente usados para tomar mate amargo), en un mate de madera nativa, en un mate hecho de guampa de toro, o en alguno hecho de otros materiales más modernos y menos acorde a la tradición.
Así es que entre los otros mates tradicionales encontramos los distintos tipos de mate galleta, y mates hechos de madera nativa.
Existen diversos tipos de «mates» recipientes para preparar la infusión. El más tradicional, utilizado ya por los indígenas
guaraníes, y que mantiene su vigencia en la actualidad, es el «mate de calabaza» o «mate de
porongo» fabricado ahuecando el fruto de dicha cucurbitácea. Debido a la irregularidad de los frutos, suelen poseer elementos agregados para su estabilidad y mejor apoyo, evitando el volcado del contenido: algunas versiones poseen un aro de base y patitas metálicas y desmontables, mientras otras están revestidas en
cuero y las patas de apoyo están hechas en este mismo material. Otros agregados más sencillos para estabilizar el recipiente suelen ser bases realizadas en cuero tejido, pero independientes del mate. Muchos de los cuencos hechos en calabaza poseen asimismo un revestimiento metálico en la boca, para el apoyo de la bombilla y para evitar que el borde del recipiente se vaya dañando con la humedad y el uso. Tanto el fruto o porongo como las piezas metálicas de protección pueden estar talladas con motivos florales, tradicionalistas o rurales, de manera artesanal. Versiones más sofisticadas poseen elaborados pies realizados en metal (plata, alpaca, etc.) o incluso tapas en este mismo material. Los mates de calabaza revestidos en cuero también pueden estar trabajados con guardas, coloreados o tratados para dar textura.